¡Ojo! La crisis tiene cuerda hasta 2012: la economía española pierde fuelleIsabel Acosta 7:30 - 12/07/2008
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España: ¿Hacia la recesión?
La Eurozona creció al 2%
"La crisis durará al menos cuatro años". "Podemos pasar cuatro o cinco ejercicios sin rebasar tasas de crecimiento del 1,5 por ciento". "Antes de 2011 no veremos una recuperación". "Asistimos a una crisis de perfil largo y duro". "Las dos últimas crisis del sector de la construcción han durado cinco años". Son algunos de los veredictos que emiten los expertos consultados por elEconomista sobre la actual situación económica.
De desaceleración acelerada -con permiso de la paradoja- para algunos, de ralentización para otros, de "dificultades objetivas" para el Gobierno, de crisis rayante en una inminente recesión con tintes de estanflación -crecimiento cero y precios disparados- para la mayoría de los economistas y observatorios de coyuntura.
Tic-tac... Tic-tac...
Asistimos a la cuenta atrás de una situación de bajo crecimiento económico. Remontarla con reformas estructurales o quedarse a merced de los factores exógenos depende de la asunción por parte de todos -en especial, del Ejecutivo- de la magnitud del ajuste y su sentido.
Y es que en sólo un año la economía española ha pasado de ver cómo la riqueza, el Producto Interior Bruto (PIB), crecía a una abultada tasa del 4,1 por ciento interanual a presenciar cómo reduce hasta un 2,7 ciento anual en el primer trimestre de 2008, con un exiguo avance del 0,3 por ciento intertrimestral.
Esto es, durante el primer trimestre del ejercicio, la economía no expandió apenas su dinamismo. Los datos del segundo trimestre han sido aún más desalentadores, y los analistas hablan incluso de crecimiento cero entre abril y junio, con probabilidad de asistir a evoluciones negativas en el segundo semestre de 2008.
De hecho, el Gobierno ha pasado de negar la tesitura a ir poniéndose el escudo antes de que le tiren la pedrada y ha comenzado a reconocer mediante conatos puntuales que no se cumplirá la previsión oficial de crecimiento o que la inflación repuntará ya en agosto por encima de lo proyectado para final de año. Los indicadores no le van dejando otra salida.
La semana pasada lo recalcaba el boletín económico del Banco de España. "Casi todos" han ido a peor. Paro, precios, índices sectoriales, consumo, ventas, beneficios empresariales, confianza del consumidor... Un cóctel peligroso para una situación de caída en la que aún no se ha tocado fondo.
Recuperación en forma de 'V'
De hecho, no ha hecho más que empezar a encararse la cuesta abajo del crecimiento y el suelo de avance del PIB -sobre esto sí hay acuerdo de expertos- se vivirá en la segunda mitad de 2009.
Después, las soluciones están abiertas... Una recuperación en forma de uve -la deseada por el Gobierno y aventurada por el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián- una reactivación en forma de u, más inquietante, o una crisis en forma de ele, sin saber en qué punto se encuentra el remonte hacia tasas de crecimiento a las que estábamos acostumbrados en los últimos tiempos.
En este punto, hay prácticamente acuerdo entre los analistas. Ven muy, pero que muy lejos, el regreso a tasas del 3 por ciento en el PIB. Tanto, como a cuatro años vista. Hasta los más optimistas, que contemplan una recuperación en dos años, hablan de crecimientos bajos durante un periodo largo.
"La crisis puede durar cuatro años", asevera el vicepresidente de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, José Manuel García-Margallo. "Hasta 2010 no veremos mejoras significativas y si no se hacen reformas, podemos estar hablando de no retomar el 3 por ciento hasta 2012", dice el director de Coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
"Este año y el próximo serán muy duros", asegura el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez. "Aunque veamos una salida, será débil", añade Díez, pues "la vivienda está muy parada y, hasta en el mejor escenario, el crecimiento será débil", argumenta.
No sin medidas
"Se ha tardado un año en diagnosticar la crisis , y a eso hay que añadir el periodo de adopción e implantación de medidas para paliarla. Si antes de mediados de 2010, principios de 2011 no se vuelve a crecer al 3 por ciento, estaremos mucho tiempo entre el 1 y el 2 por ciento", sentencia el director del Servicio de Estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Gregorio Izquierdo.
"En 2009 habrá recesión, indiscutiblemente, y seguiremos a tasas del orden del 1,5 por ciento cuatro o cinco años. Es imposible que la economía se recupere en 2010 o 2011", vaticina el presidente de Freemarket Internacional Consulting, Lorenzo Bernaldo de Quirós. "Estamos en el principio del peor momento del mercado laboral", comentan desde Analistas Financieros Internacionales (AFI).
"El ajuste económico se va a producir durante varios años", dice el estratega de Citigroup, José Luis Martínez Campuzano. "Las cosas van tan en serio que no se espera un repunte de la actividad pronto", indica el asesor económico de la Asociación Española de Banca (AEB), Federico Prades.
"Cuánto vaya a durar la crisis depende de las medidas que tome el Gobierno", insiste el director del Centro de Estudios Economía de Madrid, de la Universidad Rey Juan Carlos, Pascual Fernández. Al unísono, el director general del IEE, Juan Iranzo, afirma que sin tomar medidas nos metemos en un escenario de tres o incluso cuatro años de bajo crecimiento.
Y es que en la adopción de medidas está la llave para sacarnos de la crisis. Pero no en las medidas anticrisis, ni en los parches, sino en medidas estructurales, de calado, que operen un cambio en el modelo, del que salga reforzado para éste y otros vaivenes futuros.
Maniatados en política económica -le corresponde al BCE-, sin la herramienta cambiaria (devaluación) disponible por pertenecer a la eurozona y con el margen limitado de la política fiscal, sólo queda tomar conciencia -indican los economistas- y afrontar reformas de calado, a veces "impopulares", decía ayer el presidente del Círculo de Empresarios, Claudio Boada.
Somos más pobres
A la flexibilización del mercado laboral y del despido, la liberalización de los mercados, del suelo, del transporte ferroviario, a la lucha contra la dependencia del petróleo vía energía nuclear, a la austeridad en el gasto público, entre otras, hay que añadir -según los analistas- una de las medidas que peor suenan a los oídos de los trabajadores y es la de evitar que la inflación se traslade a los salarios, cosa que en España pasa a través de los convenios colectivos.
Y es que la competitividad exterior de nuestra economía estará minada mientras los salarios vayan incorporando la subida de los precios. Ello porque nuestra inflación es en su mayoría de procedencia externa -a través del petróleo y el encarecimiento de las materias primas y alimentos- y dejar que los sueldos crezcan a su merced nos hace financiar a los países exportadores de crudo.
En resumen, hay que reconocer -esto sí en línea con el vicepresidente económico, Pedro Solbes- que, desde que el petróleo es más caro, los españoles somos más pobres. Es la vía para no incurrir en perniciosos efectos de segunda ronda que retroalimenten la espiral de la inflación y la única salida para competir fuera.
Más aun en una economía, como es la española, que ha sobredependido de la construcción y que no alcanza aún niveles adecuados ni competitivos de inversión en investigación y desarrollo (I+D), que es la que puede expandir nuestro umbral de crecimiento.
En este sentido apunta Bernaldo de Quirós cuando explica que para restaurar nuestra pérdida de competitividad, dentro de la Unión Económica y Monetaria los salarios deben crecer durante mucho tiempo por debajo de los de países competidores. "No se puede comprar crecimiento con inflación", indica antes de inferir que, de otro modo, los ajustes serán más duros, pues "se ajustará vía destrucción de empleo y caída de la actividad económica".
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España: ¿Hacia la recesión?
La Eurozona creció al 2%
"La crisis durará al menos cuatro años". "Podemos pasar cuatro o cinco ejercicios sin rebasar tasas de crecimiento del 1,5 por ciento". "Antes de 2011 no veremos una recuperación". "Asistimos a una crisis de perfil largo y duro". "Las dos últimas crisis del sector de la construcción han durado cinco años". Son algunos de los veredictos que emiten los expertos consultados por elEconomista sobre la actual situación económica.
De desaceleración acelerada -con permiso de la paradoja- para algunos, de ralentización para otros, de "dificultades objetivas" para el Gobierno, de crisis rayante en una inminente recesión con tintes de estanflación -crecimiento cero y precios disparados- para la mayoría de los economistas y observatorios de coyuntura.
Tic-tac... Tic-tac...
Asistimos a la cuenta atrás de una situación de bajo crecimiento económico. Remontarla con reformas estructurales o quedarse a merced de los factores exógenos depende de la asunción por parte de todos -en especial, del Ejecutivo- de la magnitud del ajuste y su sentido.
Y es que en sólo un año la economía española ha pasado de ver cómo la riqueza, el Producto Interior Bruto (PIB), crecía a una abultada tasa del 4,1 por ciento interanual a presenciar cómo reduce hasta un 2,7 ciento anual en el primer trimestre de 2008, con un exiguo avance del 0,3 por ciento intertrimestral.
Esto es, durante el primer trimestre del ejercicio, la economía no expandió apenas su dinamismo. Los datos del segundo trimestre han sido aún más desalentadores, y los analistas hablan incluso de crecimiento cero entre abril y junio, con probabilidad de asistir a evoluciones negativas en el segundo semestre de 2008.
De hecho, el Gobierno ha pasado de negar la tesitura a ir poniéndose el escudo antes de que le tiren la pedrada y ha comenzado a reconocer mediante conatos puntuales que no se cumplirá la previsión oficial de crecimiento o que la inflación repuntará ya en agosto por encima de lo proyectado para final de año. Los indicadores no le van dejando otra salida.
La semana pasada lo recalcaba el boletín económico del Banco de España. "Casi todos" han ido a peor. Paro, precios, índices sectoriales, consumo, ventas, beneficios empresariales, confianza del consumidor... Un cóctel peligroso para una situación de caída en la que aún no se ha tocado fondo.
Recuperación en forma de 'V'
De hecho, no ha hecho más que empezar a encararse la cuesta abajo del crecimiento y el suelo de avance del PIB -sobre esto sí hay acuerdo de expertos- se vivirá en la segunda mitad de 2009.
Después, las soluciones están abiertas... Una recuperación en forma de uve -la deseada por el Gobierno y aventurada por el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián- una reactivación en forma de u, más inquietante, o una crisis en forma de ele, sin saber en qué punto se encuentra el remonte hacia tasas de crecimiento a las que estábamos acostumbrados en los últimos tiempos.
En este punto, hay prácticamente acuerdo entre los analistas. Ven muy, pero que muy lejos, el regreso a tasas del 3 por ciento en el PIB. Tanto, como a cuatro años vista. Hasta los más optimistas, que contemplan una recuperación en dos años, hablan de crecimientos bajos durante un periodo largo.
"La crisis puede durar cuatro años", asevera el vicepresidente de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, José Manuel García-Margallo. "Hasta 2010 no veremos mejoras significativas y si no se hacen reformas, podemos estar hablando de no retomar el 3 por ciento hasta 2012", dice el director de Coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
"Este año y el próximo serán muy duros", asegura el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez. "Aunque veamos una salida, será débil", añade Díez, pues "la vivienda está muy parada y, hasta en el mejor escenario, el crecimiento será débil", argumenta.
No sin medidas
"Se ha tardado un año en diagnosticar la crisis , y a eso hay que añadir el periodo de adopción e implantación de medidas para paliarla. Si antes de mediados de 2010, principios de 2011 no se vuelve a crecer al 3 por ciento, estaremos mucho tiempo entre el 1 y el 2 por ciento", sentencia el director del Servicio de Estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Gregorio Izquierdo.
"En 2009 habrá recesión, indiscutiblemente, y seguiremos a tasas del orden del 1,5 por ciento cuatro o cinco años. Es imposible que la economía se recupere en 2010 o 2011", vaticina el presidente de Freemarket Internacional Consulting, Lorenzo Bernaldo de Quirós. "Estamos en el principio del peor momento del mercado laboral", comentan desde Analistas Financieros Internacionales (AFI).
"El ajuste económico se va a producir durante varios años", dice el estratega de Citigroup, José Luis Martínez Campuzano. "Las cosas van tan en serio que no se espera un repunte de la actividad pronto", indica el asesor económico de la Asociación Española de Banca (AEB), Federico Prades.
"Cuánto vaya a durar la crisis depende de las medidas que tome el Gobierno", insiste el director del Centro de Estudios Economía de Madrid, de la Universidad Rey Juan Carlos, Pascual Fernández. Al unísono, el director general del IEE, Juan Iranzo, afirma que sin tomar medidas nos metemos en un escenario de tres o incluso cuatro años de bajo crecimiento.
Y es que en la adopción de medidas está la llave para sacarnos de la crisis. Pero no en las medidas anticrisis, ni en los parches, sino en medidas estructurales, de calado, que operen un cambio en el modelo, del que salga reforzado para éste y otros vaivenes futuros.
Maniatados en política económica -le corresponde al BCE-, sin la herramienta cambiaria (devaluación) disponible por pertenecer a la eurozona y con el margen limitado de la política fiscal, sólo queda tomar conciencia -indican los economistas- y afrontar reformas de calado, a veces "impopulares", decía ayer el presidente del Círculo de Empresarios, Claudio Boada.
Somos más pobres
A la flexibilización del mercado laboral y del despido, la liberalización de los mercados, del suelo, del transporte ferroviario, a la lucha contra la dependencia del petróleo vía energía nuclear, a la austeridad en el gasto público, entre otras, hay que añadir -según los analistas- una de las medidas que peor suenan a los oídos de los trabajadores y es la de evitar que la inflación se traslade a los salarios, cosa que en España pasa a través de los convenios colectivos.
Y es que la competitividad exterior de nuestra economía estará minada mientras los salarios vayan incorporando la subida de los precios. Ello porque nuestra inflación es en su mayoría de procedencia externa -a través del petróleo y el encarecimiento de las materias primas y alimentos- y dejar que los sueldos crezcan a su merced nos hace financiar a los países exportadores de crudo.
En resumen, hay que reconocer -esto sí en línea con el vicepresidente económico, Pedro Solbes- que, desde que el petróleo es más caro, los españoles somos más pobres. Es la vía para no incurrir en perniciosos efectos de segunda ronda que retroalimenten la espiral de la inflación y la única salida para competir fuera.
Más aun en una economía, como es la española, que ha sobredependido de la construcción y que no alcanza aún niveles adecuados ni competitivos de inversión en investigación y desarrollo (I+D), que es la que puede expandir nuestro umbral de crecimiento.
En este sentido apunta Bernaldo de Quirós cuando explica que para restaurar nuestra pérdida de competitividad, dentro de la Unión Económica y Monetaria los salarios deben crecer durante mucho tiempo por debajo de los de países competidores. "No se puede comprar crecimiento con inflación", indica antes de inferir que, de otro modo, los ajustes serán más duros, pues "se ajustará vía destrucción de empleo y caída de la actividad económica".